domingo, 22 de febrero de 2009

Final sorpresa

Estos tes últimos días han sido un poco estraños. El jueves no salimos al Revival en parte por cansancio, en parte porque Elliott trabajaba. La pareja danesa llegó por la mañana y se irán hoy domingo. Muy majos los dos.

El jueves finalmente, debido al aire que hacía, decidí darme una vuelta por Greenwich Village, una parte que desconozco bastante.


































Otra vez, cogiendo el 4 desde Grand Central para ir a Brooklyn, volví a vivir una escena de película ochentera. Me estoy planteando llegarme la cámara cuando sepa que tengo que coger el metro en esta estación. La cuestión es que una mujer le había preguntado a un hombre si el tren iba hasta Franklin Ave, mi parada, a lo que el hombre le había dicho que no, pero a ella no le gustó la contestación. La cuestión es que se estuvieron gritando durante 3 paradas casi, bastante subrealista.

Por la tarde nos fuimos al MOMA toda la spanish bunch, con el añadido de Tony. El museo estaba tan lleno que parecía el metro a les 6 de la tarde, pero siempre merece la pena ni que sea por detenerse en algunos de los grandes.











De allí nos fuimos a cenar al East Village a un tailandés vegetariano que hay en la primera, llamado Pukk. Estaba todo muy bueno, y no era caro, pero sin duda el truco es ir al medio dia, puedes comer por menos de 7 euros. El único problema es qu no hay postres veganos. Como abundaba el cansancio y no la pasta, nos fuimos cada uno a nuestras respectivas casas.












El sábado empezó bastante mal. El dolor de espalda que llevo desde el martes no había mejorado nada. Tenía que quedar con Meredit en la Sofo Photo Gallery para ayudarle a trasladar una caja de vino de allí al teatro donde iba a hacer una performance.











La cuestión es que se anuló el espectáculo y su móvil n funcionaba, así que fui para allí y esperé casi una hora en balde. Por la tarde fui a dar una vuelta y no encontré nada de lo que quería comprar, algo que hacía años que no me ocurría.












Así que empezaba a desesperarme ya un poco. Los planes para salir tampoco estaban claros, ya que por un lado los madrileños iban a ir a un concierto, por otro Tara tampoco sabía que hacer. Finalmente me fui con Elliott y la pareja danesa al East Village. Primero paramos en un bar de St Marks, lleno de gente y sin música, pero con todo el mundo gritando. De allí a comernos unas patatas fritas y a otro garito, uno más tirando a discoteca. Uno de los dj's era el típico encantado de conocerse que se emocionaba solo, capaz de pinchar a Yelle después de AC/DC. Un buen rato después de buscar las chaquetas, fuimos al último sitio de la noche. Un lugar bastante escondido, con un cartel de cartón puesto en una vaya baja. La entrada del local está dentro del edificio, así que no es un lugar al que entres por casualidad. Igual que como en un bar de la ley seca, las botellas las servian en bolsa de papel y el resto de consumiciones en tazas de café. Para mi el mejor sitio de la noche, escuchando música ochentera y sentada en un sofá con una taza de café delante.

Al volver nos encontramos un accidente de tráfico delante de casa. Uno de los coches estaba destroado y había 3 ambulancias y dos coches de policía. Mi habitación parecía una discoteca. Estuvimos cotillenado desde mi ventana hasta que llegó Erga, que venía recoger sus cosas para marcharse a otra cosa. Voltaire se puso nervioso y la arañó, yo me acerqué y también me arañó.

Hoy entre el cansancio y la lluvia he preferido descansar, sobretodo por mi espalda, pero ahora me voy a ver los Oscar con los madrileños.

1 comentario:

  1. Osti! Pudiste ver los oscars en real time y a una hora decente! Yo los escuche por radio y despues del primero ya me quedé sopas :D
    Esta chulo tu blog, no pares de escribir!
    Muchos besos,
    Joyeke

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