lunes, 16 de febrero de 2009

Un domingo cualquiera



















Después de comer quedé con Santi para ir a las 4 a una fiesta. Como era bastante pronto fuimos de East Village hasta Chelsea andando, aunque sin entrar en las galerías, algo que tengo pendiente y que junto con algún otro museo haré esta semana. En el camino nos compramos unas Moleskine de NYC, algo con lo que yo soñaba hace ya algún que otro mes.












No encontrabamos el bar de la fiesta así que nos acabamos llendo. Un desastre, todo por no mirar bien el flyer. Lo bueno o lo malo es que paramos a hacer un cupcake de butter cream, Santi a comerlo y yo a fotografiarlo, y mi primer café de NYC.











Fuimos a casa de Santi a comprobar que había pasado y a ver como llegar a casa de Javier y Noemi, y es que habíamos entendido 65 y no 35... aunque por el 35 pasamos también. Estuvimos un rato con Bea y nos fuimos a casa de Javier y Noemi a cenar y a la fiesta de Marcy Hotel en Manhattan. La casa donde viven es brutal, grande, llena de habitaciones, con varias cocinas y baños, aunque no está precisamente nueva, pero es uno de sus encantos.












Y además hicieron comida vegana, lo cual teniendo en cuenta que de los 5 la única vegana era yo, es todo un detalle.












Conseguimos llegar a Oak St en parte gracias a la Moleskine porque no nos indicaron bien, y llegamos fácilmente a la fiesta gracias a la orientación de Javier. Unas buenas risas y primera vez que llego a las 6.30 de la mañana a casa.
























La fiesta seguía pero el house no es precisamente algo que nos motivase, y si aguantamos tanto fue más por las ganas de salir y l a compañía que por la música. Aunque el sitio era bastante interesante, y al menos puedo decir que he estado en una fiesta ilegal en NYC. Qué tampoco es para tanto, sinceramente.

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